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Todas las mañanas me recreaba en olores diferentes a café recién hecho, chocolate caliente, pan horneado.
Cogía fuerzas para mí dura etapa diaria, ser comercial a puerta fría no es fácil, unas veces te tratan a patadas y otras te sonrein a carcajadas. Cuando pateas las calles descubres que el rango de normalidad que tenías de fábrica en tu cabeza varía notablemente, ni el loco es más loco que el de al lado, y normal - anormal se dan de la mano y a veces hasta te sonríen juntos haciendo un buen equipo.
Mi vida era andar, aporrear puertas, y gastarme dinero en el dentista para tener siempre una dentadura perfecta, los trajes les hacía combinaciones estratégicamente para parecer que tenía varios, vamos una vida básicamente aburrida, leía revistas expertas en economizar, quedaba con gente por internet y volvía a casa con un día más acabado.
Pero salía cada mañana al descansillo de mi puerta y ese aroma siempre me premiaba me sentía la reina del día y la responsable era mi vecina Marcela, chef de profesión, con una vida interesante para mí un lujo, en ese piso se inspiraba y desconectaba, curioso que lo hiciera también cocinando, todas las mañanas, se asomaba con una sonrisa y me invitaba al aroma del día, que ricooo todo.
Era muy simpática por qué hacía relativamente poco que vivía allí y fue muy amable desde el principio,me enseñó el piso, tan coqueto y bonito que no me podía creer que lo pudiera pagar. Mientras la conocía me chocaba un poco que alguien de su nivel tuviera un piso modesto a las afueras, pero era su forma de desconectar con el mundo y a mí me daba mucha envidia. Pasaban los días y cada mañana me regalaba un pedazo de algo rico, yo me alegraba de que hubiera encontrado un piso en alquiler barato y con ella tan fantástica enfrente, mi querida Marcela .
Mi dentista no entendía el por qué mi dentadura estaba cada vez peor, a mí me causaba un trauma por qué para mí trabajo era mi arma secreta, últimamente andaba pachucha, menos mal que tenía esos caldos maravillosos.
Hasta que un día no podía levantarme de la cama y llame a mi vecina para que me rescatara.., me acariciaba el pelo y me decía
- Todo estará bien no te preocupes
Me dio otro caldo y yo ya no era yo, solo veía a Marcela escribiendo un cartel que ponía "Se alquila piso, mejor ver"
La miré, me miró y dijo
- Déjate llevar por el aroma no te resistas, soy tu vecina, tu vecina asesina, estaré contigo hasta el final querida mía.
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