Cuántas veces os oído la frase: "ésto es el chocolate del Loro".
¿De dónde viene ésta expresión?
Como siempre, del ingenio patrio con piel de toro, tan preocupada más por la apariencia que de lo importante, porque las penas " van por dentro", o como decía mi abuela, "que arda la casa pero no se vea el humo". Excepto cuando ya no quedan más narices que hacerlo, entonces nos sale la vena honesta, valerosa y a ser posible heróica.
Relatan algunas historias que el dicho"el chocolate del loro" viene de una familia ilustre, venida a menos, que puestos a ahorrar , obligados a revisar su economía repleta de gastos absurdos, sólo llegarón a la conclusión que lo más sensato sería quitarle el chocolate al pobre loro.
¿Y porqué al loro? Piensa una cosa, el Loro, ave exótica, aparece en la escena social en las ciudades del siglo XVI - XVII, con el auge de los viajes a América y a África y con los asentamientos de las ricas familias "indianas" colonas y la sempiterna necesidad de alardear de un status.
La Mulata - o - La Cena de Emaús - VELAZQUEZ - primera etapa sevillana, antes de 1623. |
Sin olvidar la diversión que supone la capacidad del loro para repetir palabras: "hablar como un loro"
Hablando de palabras, el hispanista, José Ignacio Hualde, en su Introducción a la Lingüística Hispánica, inlcuye el término "LORO", como una de las muchas palabras heredadas del léxico americano, en este caso el español lo hereda del arahuaco taino, con palabras como loro, caimán, barbacoa, huracán, tabaco...
Según el ilustre *Pancracio Celdrán, el dicho se remonta al Madrid del XVIII, aunque posiblemente ya estuviera extendido con anterioridad en Sevilla, puerto obligado de inicio al largo viaje a Las Indias, donde la rica clase dirigente tenía sus negocios y explotaciones mineras y agropecuarias. Sevilla fue en su tiempo una ciudad muy importante, sede del comercio internacional usando el cauce del Guadalquivir como puerta directa al Atlántico, lugar de asentamiento de familias andaluzas, francesas y holandesas ( recuerda, el antiguo Reino de Flandes español)
Fué en estas ciudades ilustres, como Madrid (sede de la corte) y Sevilla (sede de la rica burguesía) donde las grandes familias tenían por costumbre social, honrar a sus invitados ofreciendo una taza de chocolate, producto por aquél entonces selecto para cierta clase social, elemento publicitario del alarde de sus riquezas.
Alguno de estos indianos se habían traído un loro de su época en América, y era expuesto con orgullo en el salón principal de su casa. El loro, dentro de una lujosa jaula, tenía un recipiente con chocolate para que picoteara, a pesar del costoso manjar.
Cuando alguno de estos acaudalados comenzaba a decaer económicamente, privaba al pobre animal del capricho. Pero seguía ofreciendo chocolate a los invitados a sus fiestas, evitando dar cuenta de su penuria. Y este es el origen del dicho, que parece bastante obvio y literal.
Con el tiempo usamos el dicho, cuando queremos referenciar a
solucionar la economía doméstica prescindiendo únicamente de pequeños gastos, sin entrar en los grandes.
Y si ampliamos el significado, para arreglar un gran problema, se atacan los aspectos nimios, con poca relevancia, y se dejan los importantes.
Ésto es el chocolate del loro, un dicho cada día más de moda, observa a tu alrededor y te darás cuenta, que la apariencia manda. Quizás ahora más que nunca.
*Pancracio Celdrán “Hablar con corrección”.
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"El chocolate del loro"
Escribe: Martin´s - 17/02/2017
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